CIC nanoGUNE amplía su cartera de patentes
La concesión de tres patentes, y otras tres nuevas solicitudes de patente, enriquecen notablemente la cartera de propiedad industrial de CIC nanoGUNE. El centro cuenta en la actualidad con 25 solicitudes de patente en los campos de la salud, la óptica, la ciencia de materiales y la electrónica, todo ello, eso sí, a escala nano. Además, 17 patentes están licenciadas a empresas para su explotación comercial.
La diversidad de campos de aplicación demuestra la gran versatilidad de la investigación en nanociencia, y el aumento de métodos y tecnologías licenciadas pone de manifiesto su capacidad para mejorar y añadir valor a los procesos y productos industriales. “Nuestro objetivo es seguir haciendo investigación de excelencia y transfiriendo al sector económico aquellos desarrollos concretos capaces de mejorar la competitividad de las empresas”, explica Ainara Garcia Gallastegui, responsable de Transferencia de Tecnología de nanoGUNE.
Una de las nuevas concesiones es la relativa al método T-MOKE, una invención en coautoría entre nanoGUNE y el centro tecnológico CEIT. MOKE (siglas en inglés de Magneto-optical Kerr Effect) es un método muy versátil empleado generalmente para medir las propiedades magnéticas, y en particular la respuesta magnética de una muestra o dispositivo a un campo magnético aplicado. La gran ventaja de las mediciones MOKE en general es que son sin contacto y, por tanto, no destructivas, y funcionan para cualquier forma de la muestra. “Nuestro nuevo método (T-MOKE) patentado y concedido recientemente utiliza el mismo principio óptico (medir los cambios en la luz reflejada a medida que cambia la respuesta magnética de una muestra) pero de una manera mucho más precisa ya que permite configuraciones muy compactas relacionadas con la separación física de los componentes ópticos y magnéticos. La principal innovación es la definición de un protocolo de medición preciso y el análisis matemático completo de todos los datos registrados”, señala Andreas Berger, líder del grupo de Nanomagnetismo de nanoGUNE y uno de los autores del nuevo método. “Nuestro método puede ser interesante para las herramientas utilizadas en los estudios fundamentales de los materiales, pero también para sistemas de control de calidad, ya que es mucho más precisa que otras técnicas convencionales”, añade Berger.
En el campo de la biotecnología han sido concedidas dos nuevas patentes, una de ellas en copropiedad entre nanoGUNE y la Universidad del País Vasco (UPV/EHU). Las enzimas celulasas, solas o combinadas, pueden utilizarse en la producción de biocombustibles, en la fabricación de pasta y papel, en el sector textil, en detergentes, en la industria alimentaria y de piensos, en la elaboración de cerveza, en la agricultura y en la sanidad. Existe un enorme potencial para su uso en la industria. Sin embargo, las celulasas actuales tienen una eficiencia limitada en condiciones extremas, como las que se dan en los procesos industriales. Por ello, “estas patentes se centran en el desarrollo de un cóctel enzimático que mejora la eficacia de la actividad de las celulasas en condiciones industriales duras como la alta temperatura y el pH extremo”, explica Rául Pérez-Jimenez, investigador Ikerbasque y líder del grupo de Nanobiotecnología de nanoGUNE. Para ello, “hemos utilizado una técnica de reconstrucción de enzimas celulasas ancestrales que se remontan en el tiempo a más de 3.000 millones de años y que vivieron en la Tierra en condiciones que se asemejan a las de los procesos industriales. Uno de los principales objetivos es construir un cóctel de enzimas basado en enzimas ancestrales para utilizar en la industria del bioetanol”, añade Pérez-Jimenez.
Nuevas invenciones
El grupo de Nanobiotecnología ha desarrollado unas tintas conductoras con base de óxido de grafeno y nanoquitina. “El óxido de grafeno confiere conductividad al producto desarrollado y la nanoquitina se obtiene a partir de procesos enzimáticos. El resultado es un material conductivo, termoestable y resistente que puede utilizarse para fabricar biotintas imprimibles”, explica Rául Pérez-Jiménez.
En el campo de los materiales avanzados, los materiales autorreparables son aquellos que pueden reparar los daños que sufren sin necesidad de sofisticados activadores externos, con gran potencial de aplicabilidad en pantallas, dispositivos médicos personales o textiles inteligentes. Este tipo de materiales restauran automáticamente algunas de sus funcionalidades tras sufrir daños externos. “Esta autorreparación prolonga la vida útil de los materiales y, por lo tanto, es una contribución importante para el medio ambiente y las tecnologías sostenibles. Nuestra invención aplica la infiltración en fase de vapor (VPI) a una serie de sustratos poliméricos, permitiendo así la autorreparación de los revestimientos inorgánicos funcionales sobre esos polímeros después de que éstos sufran daños y la consiguiente pérdida de funcionalidad”, explica Mato Knez, investigador Ikerbasque y líder del grupo de Nanomateriales de nanoGUNE.
Javier Latasa, especialista en Autoensamblaje en nanoGUNE, ha desarrollado un nuevo dispositivo para impresoras 3D para fabricación aditiva. “Se trata de un nuevo producto que consiste en un cabezal para fabricar materiales compuestos con fibras ultrafinas. Este novedoso dispositivo mejora notablemente el proceso de fabricación aditiva, que de otra forma requeriría cambiar los cabezales cada vez que se requiere cambiar de material”. “La integración de distintas técnicas de fabricación en un único cabezal, permite crear estructuras híbridas combinando múltiples materiales con diversas morfologías. Esto es especialmente ventajoso en campos como la ingeniería de tejidos para la fabricación de nanocomposites usados como andamios o “scaffolds”, añade Javier Latasa.