Graphenea comienza una nueva era

El CIC nanoGUNE, fundador de Graphenea junto con un grupo de inversores privados, deja de ser socio de la empresa en su quinto aniversario, tal y como establecía su acuerdo fundacional con Nanotechnology Investment Group SL. Graphenea se ha convertido en un referente internacional del sector del grafeno, un material clave para el desarrollo de la nanotecnología

Graphenea inicia hoy una nueva época en su andadura: “echa a volar” sola. Recién transcurridos cinco años de la creación de la empresa (9 de abril de 2010), su impulsor y fundador científico-tecnológico, CIC nanoGUNE, ha dejado de formar parte del accionariado de ésta, cumpliendo así una de las disposiciones de su acuerdo fundacional con Nanotechnology Investment Group SL.

Tras la firma del “acta de independencia” de Graphenea, ambas partes reconocen que se han cumplido las expectativas suscitadas cinco años atrás, que la colaboración mutua ha sido excelente, y que Graphenea tiene ante sí un largo y próspero camino. Lógicamente, la colaboración no cesará: Graphenea proseguirá con la producción y comercialización de grafeno, y nanoGUNE continuará con sus investigaciones relativas a las propiedades electrónicas y ópticas de ese nanomaterial.

Hace dos años, José María Pitarke, director general de nanoGUNE, señalaba que la creación de Graphenea fue “el resultado de una apuesta de altísimo riesgo”, pero que, pese a todo, se habían superado las expectativas. Los datos actuales así lo corroboran: Graphenea vende sus productos en cerca de 50 países, cuenta con una plantilla de doce profesionales, y su facturación alcanzó casi el millón de euros en 2014. 

El grafeno, un material con futuro

Las previsiones son alentadoras, ya que la producción de grafeno está estrechamente ligada al desarrollo de la nanotecnología, un mundo que no ha hecho más que comenzar y que tiene un enorme potencial. Sectores como la aeronáutica, la medicina, la energía, la electrónica…, empresas como Philips, Nokia, Nissan…, numerosos centros de investigación y universidades ya están utilizando el grafeno, y se espera que muchos más lo hagan en el futuro.

Este material, que además de ser extremadamente fino (un átomo de espesor), ligero (una lámina de un m2 pesa 0,77 miligramos) y fuerte (unas 200 veces más robusto que el acero) cuenta con una extraordinaria conductividad eléctrica y térmica, permitirá fabricar aviones menos pesados y más resistentes, bombillas más eficientes, baterías mejores y mucho más duraderas, papel electrónico…, y jugará un papel muy importante en la electrónica y la medicina del futuro. Según Pitarke, los avances en nanociencia y nanotecnología representan el eje del desarrollo tecnológico actual, en el que el grafeno ocupa un lugar destacado.

La creación de Graphenea no fue un hecho aislado, sino fruto de la estrategia de nanoGUNE de promoción de una industria vasca posibilitada por la nanotecnología. Coincidiendo con el lanzamiento de Graphenea, nanoGUNE inauguró el año 2010 una nanoincubadora (nanoHabia), con el fin de incubar proyectos empresariales en el ámbito de la nanotecnología. “La misión de nanoGUNE es la investigación de excelencia, apostando así por la competitividad empresarial y el crecimiento económico del País Vasco. Para alcanzar dicho objetivo, uno de nuestros retos es crear nuevas empresas”, señalaba el director de nanoGUNE hace cinco años. Así han surgido, además de Graphenea, Simune  (enero de 2014), que ofrece servicios de simulación a escala atómica, Ctech-nano (julio de 2014), la cual explota la capacidad y experiencia de nanoGUNE en la deposición de capas atómicas con el objetivo de ofrecer servicios personalizados y herramientas específicas en el ámbito de los nanorrecubrimientos, y Evolgene (septiembre de 2014), cuyo objetivo está relacionado con la reconstrucción de enzimas ancestrales ultraeficientes de aplicación en diversos sectores industriales.